Intentar aterrizar de vuelta un enorme cohete como el Falcon 9 sobre una barcaza y fracasar es comprensible. Es una maniobra complejísima. Casi futurista. Pero que el propio cohete estalle por los aires de forma inesperada a los 2 minutos de despegar con casi 2 toneladas de cargamento para la ISS es otro asunto bastante más grave.
Si ayer seguiste el lanzamiento del Falcon 9 desde Cabo Cañaveral, en Florida, verías las imágenes.
El cohete se desintegró por completo a los dos minutos del despegue y,
con él, la cápsula Dragon con materiales de abastecimiento e
investigación destinados a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Gwen Shotwell, jefa de operaciones de SpaceX, confirmó en rueda de prensa junto a la NASA que ya han puesto en marcha una investigación. Elon Musk apuntó ayer a una posible causa inicial: un exceso de presión en uno de los tanques de oxígeno líquido. Pero tras horas de análisis por parte de los ingenieros, asegura que aún desconocen la causa exacta:
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